Leyendo a Sanchiz, uno entiende la necesidad de llevar a cabo una lectura filosófica de fuera adentro, una puesta en cuestión de ciertos postulados modernos con el que se ha escrito la Historia del pensamiento hasta, prácticamente, nuestros días. De introducir algo de estática, de ruido blanco que cortocircuite la emisión, la transmisión más o menos familiar de lo que entendemos por realidad y de la relación que mantenemos con las cosas.