HACKEANDO EL FUTURO

POR ARTHUR Y MARILOUISE KROKER

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29/09/2021. Presentamos algunos extractos del libro Hackeando el futuro: Estética de choque, teoría pulp y ciberpunk, de Arthur y Marilouise Kroker, de reciente publicación en Holobionte. 

Nosotros, los vástagos de la era digital nacidos en la vorágine del estallido atómico, siempre hemos conocido el cuerpo electrónico como nuestro sombrío otro. Para nosotros, el principio de incertidumbre de Heisenberg no ha sido tanto un principio de mecánica cuántica como una apostilla sobre los intercambios de fluidos sexuales del cuerpo electrónico, ese punto donde la máquina sexual se convierte en el mundo real del placer sexual. Se sabe que algunos cuerpos disidentes han nadado durante siglos en las aguas de los fetiches electrónicos y de los acuosos intercambios de códigos sexuales.

ESPASMO

Tenemos un grupo de hiper-rock que se llama Sex Without Secretions [Sexo sin secreciones]. No tenemos un sonido de conservatorio, sino el de un auténtico grupo de death-metal sampleado. Por desgracia, una noche a nuestro guitarra solista le dispararon en un bar de Buffalo después de que alguien del público gritase: «¡Esto es una chorrada intelectual!» Así es como conocí a Steve Gibson, un hacker musical que venía calurosamente recomendado de las más recónditas regiones del ciberespacio: un músico electrónico sampleador que había logrado descifrar los códigos secretos de la realidad digital, le había sacado al sampler S-1000 Akai unas extrañas canciones híbridas y en el ínterin se había transformado a sí mismo en un procesador androide mutante.

 

Espasmo es, en parte, la historia de los misteriosos precursores de la realidad virtual. Tres individuos (Steve Gibson, Linda Dawn Hammond y David Therrien) que, como profetas del Antiguo Testamento vagando por el desierto, se autoproclamaron los nuevos individualistas de la frontera digital del año 2000. Un hacker musical que recorre la zona de choque de la tecnología sampleadora para recuperar los sonidos del cuerpo recombinante. Una hacker corporal que registra con sus fotografías a los próximos cambiaformas de la realidad digital. Y un electrohacker de alta tensión que ha reinventado su cuerpo como si de una máquina suicida se tratara, mitad carne y mitad metal, en el desierto de Arizona.

CUERPOS RECOMBINADOS

¿La voluntad de pureza? Esa fue la política de los noventa: limpieza sexual, limpieza étnica, limpieza corporal, limpieza intelectual, limpieza racial. La política de toda una búsqueda imaginaria de una pureza que jamás existió ni existirá. Los violentos espasmos del sexo puro (testimonian los ataques y palizas a gais y lesbianas); los fluidos corporales puros (lo que se conoce como «guerra de las drogas», con los afroamericanos como chivos expiatorios o como rapeaban los N.W.A: «Dando por hecho que todos los negros venden narcóticos»); las víctimas sacrificiales de la familia imaginariamente pura y unida (la agresión sexual infantil y la violencia doméstica contra las mujeres, todo en nombre de la restauración de los «buenos valores familiares»); la limpieza intelectual (la reacción histérica, en la prensa popular y en muchos ámbitos académicos, contra el feminismo y a favor de la «renaturalización» del género); y la limpieza cultural (el exterminismo dogmático de la diferencia en el arte, en la escritura y en la imaginación a manos de los defensores de una cultura en descomposición que pretende estabilizarse a sí misma a fuerza de neutralizar al Otro fluctuante).

HACKEANDO EL FUTURO

La teoría pulp es la historia de esos restos humanos contada a través de los noventa. Partimos de la tesis de que el lenguaje de la realidad digital ha escapado de los laboratorios de alta tecnología de Silicon Valley, el MediaLab en el MIT o las redes cibernéticas que van de Tokio a Grenoble y Múnich, y ha tomado posiciones en los campos de fuerza de la experiencia cultural cotidiana: desde el lenguaje de la moda, pasando por Las Vegas, la programación en la TV, los videojuegos y Suicide Drive, o la estética transgresora del «corta y quema» mientras los cuerpos jóvenes en California intentan «sentir» algo en una cultura que ha sido anestesiada y purificada.  

 

Los seres humanos siempre van más rápido que la tecnología porque las personas siempre han sido hipertextuales: linkadas, dispuestas en red, descargadas, procesadas en paralelo e interconectadas. La carne virtual siempre está por delante de la tecnología, y ese es el terreno explorado en Hackeando el futuro.     

 

Hackear el futuro es nuestro destino histórico en una época en que la realidad digital es el lenguaje más profundo de la cultura y la sociedad contemporáneas. Vivimos ahora en un agujero de gusano llamado realidad digital: en los comienzos primigenios de la copenetración entre carne, mente y datos. No la realidad humana como excedente de carne ni la realidad digital como exceso de virtualidad, sino más bien la genealogía de algo realmente nuevo que está naciendo: carne de datos, mentes chip, filosofía del hipertexto, nanoarte, cibersexo.

 

El cielo digital se oscurece en su amanecer, sólo para revelar mejor los sentidos emergentes de la carne data como su estrella matutina más brillante. Para bien y para mal, para la desaparición del ser humano y el surgimiento del ser digital, para los mutantes cíborg y las máquinas replicantes ilegales… nos abrimos camino hacia el hackeo del mañana.      

LA VIDA EN LOS MEDIOS Y CÓDIGO A LA DERIVA

Lo que los surrealistas llamaban «escritura automática» (permitir que el pensamiento 

 subconsciente se convierta también en un acto artístico

riguroso) ha cambiado; se convierte en un remix

de ensueño de gangsta-rap, una especie de sistema

operativo Linux de código abierto, shareware psicogeográfico

para el mercado libre en un mundo

donde la identidad es vendida al mejor postor.


DJ Spooky; «Material Memories»



En la fase utópica de la tecnología de la información, todavía podíamos vivir con la ilusión de que los cíborgs tenían una doble vida: parcialmente enredados en lo que Donna Haraway describió elocuentemente como una «informática de la dominación», pero también libres para moverse a la velocidad de la luz, para vivir la vida en las fronteras y aprender a negociar en los límites de la identidad, que se disuelven triunfalmente. Esa fue la época del inspirador Manifiesto cíborg de Donna Haraway, el concepto de «traspasar los límites» de Sandy Stone, o las ideas de N. Katherine Hayles sobre los peligros y posibilidades de lo «posthumano». Todas ellas críticas, pero todavía fieles al carácter esencialmente binario de la tecnología de la información, a la creencia de que a partir de las ruinas de la informática de la dominación emergería la posibilidad de una nueva forma de identidad, una nueva identidad que estuviera a la altura de la tarea de la vida en las fronteras. Haraway, Hayles y Stone fueron las brillantes profetas de las posibilidades emancipatorias ubicadas en la historia material y real de la cibernética.

 

Los autores de La vida en los medios son teóricos remix. Son los cuerpos de datos mejorados del mañana. Incapaces de vivir bajo la nostalgia por la tecnoutopía, pero a la vez descontentos con la pasividad política ante la informática de la dominación que busca apoderarse del cuerpo, de las especies y del planeta, los teóricos de los medios remix son habitantes de una zona liminal. Esa zona porosa de transición en la que cada aliento, cada pensamiento y cada pizca de energía creativa es invertida en intentar vivir libremente en un mundo binario.

 

Ni globales ni locales, hoy todos somos móviles. Todos somos código a la deriva. Y, del mismo modo que la deriva genética ocurre por casualidad, produciendo a su paso corrientes impredecibles de variación genética, así también ocurre en el código a la deriva. La deriva del código [code drift] no puede ser programada por anticipado, sino que tiene lugar mediante variaciones fortuitas, originando usos inesperados, aplicaciones creativas, etc; una fluctuación en nuestra percepción que produce complejas transformaciones tecnológicas. Fluctuaciones aleatorias que se construyen con el tiempo, resultando en cambios complejos pero sutiles en la estructura genética de una población: un futuro indeterminado de flujos, caos, intermediaciones, intersecciones y remix.