Por ello, para el primer título de Holobionte Ficción hemos querido reunir a una variedad heterogénea a la vez que representativa de las distintas «especies del weird». Pues no podemos sino concebir esta gran familia weird como un ecosistema salvaje y proliferante. Una esfera fecunda (a la vez que mortífera) en su capacidad para perturbar «las categorías que hasta ahora nos servían para dar sentido al mundo» (Fisher). Visto de esta manera el weird sería una estética profundamente subversiva y revolucionaria, como uno de esos instrumentos de Harry Partch, una herramienta que genera una función distinta de aquella para la que fue creada, un «desprogramador de realidades», como ha dicho Amy Ireland en una entrevista reciente.
Como escribe Ramiro Sanchiz en su prólogo a Mundo Weird Vol. 1 :
«En lugar de compartimentar y separar subgéneros, ¿por qué no pensar en un territorio, una zona perturbada y perturbadora de la que emergen objetos literarios/criaturas híbridas, mutantes, aterradoras?…
»Se trata de un amplio panorama de ficciones de toda clase, un continuo weird en expansión que contamina y contagia todos los rincones del territorio literario…
»La piel humana empieza a desprendérsete a medida que pasas estas páginas y tu mutante interior se funde con el continuo weird.»